La naturaleza está herida, hemos dejado de ver su belleza.
Estamos solos, perdidos dentro de un mundo virtual inexistente.
No salimos de ahí y somos nosotros mismos los únicos espectadores de nuestro grito desesperado y mudo.
Destruimos, abandonamos, olvidamos, y todo muere debajo de nuestros pies.
Construimos palacios inertes e inservibles que solo alimentan el ego y el hambre de poseer.
Frente a nuestras miradas perdidas, se desvanece el futuro.
Hoy levantamos la voz entre dos tierras: entre la abundante, bella e indómita, y esa que vamos dejando a nuestro paso.
Nos atormenta la conciencia que ignoramos, somos el monstruo y el verdugo.
Dejamos sin aliento nuestra esperanza, ahogados en nuestros miedos más profundos.
Caemos al fondo y aun así gritamos desesperados, con la esperanza de que alguien nos escuche. Pero estamos solos entre dos tierras.
Till Lindemann
Felix Barra Vazquez Del Mercado
Juan Carlos Bonilla Escotto
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